Relacionarse e identificar con la gente, comunicar y trabajar a través de las culturas.
En la búsqueda por establecer los canales de comunicación
adecuados para involucrarse con el contexto a intervenir, el comunicador cumple
el papel de mediador entre la gente y el gestor del proyecto comunicativo
(proyecto de cooperación). El comunicador encuentra en la identidad con la gente o público
destinatario, la manera de trabajar utilizando como herramienta sus propias
armas culturales y las adyacentes.
Una manera de graficarlo podría ser, cuando un comunicador se
plantea la estrategia de sensibilizar a una comunidad ´cerrada´ donde, por
ejemplo, no hay espacios públicos accesibles para las personas con
discapacidad, y existe la importancia de construir los espacios accesibles para
que aquellas personas puedan transitar con seguridad por las calles y así
sentirse incluidas y aceptadas por su propia comunidad.
La manera de identificarse con
este colectivo es primordial, primero para que el propio comunicador se
sensibilice desde su perspectiva de no discapacitado como si lo fuera, y desde
la perspectiva de quien busca establecer relaciones de solidaridad (el cooperante, la empresa, la fundación, etc) para hacer
suyo un concepto de vida, que para muchos es ajeno.
La cultura de la
solidaridad entonces, viene a ser el medio para llegar a quienes viven ajenos a
este contexto social pero, saben que más temprano que tarde, lo vivirán. La cultura de
la reciprocidad en este caso se manifiesta en la manera de abordar la forma de
comunicar y trabajar a través de estas culturas que por nuevas, son poco
relevantes o poco visibles para muchas otras comunidades en diversos lugares del
planeta.