La Comunicación para el Desarrollo apunta al logro de los objetivos que aporten
a un cambio social en el marco de una necesidad cultural, educativa, ambiental,
social, política o económica de una sociedad. Su especificidad se sostiene en
el rol del comunicador como profesional con suficientes capacidades y
competencias para motivar un cambio en su entorno haciendo el papel de mediador
entre el emisor y el receptor.
Su razón de ser tiene mucho que ver con un enfoque
solidario, humanitario que con uno meramente instrumental pues apunta al cambio
social a través de la comunicación, acción y participación.
Como meta de desarrollo profesional, esta disciplina
ha ofrecido a los profesionales de la materia más de una vertiente de
expansión, pero ha sido con el correr de los últimos cincuenta años en adelante
que su valor social cobró mucho más valor gracias al despertar de colectivos
incipientes que fueron tomando forma a lo largo de estas últimas décadas.
Es en ese aspecto que la CpD ha evolucionado de manera
mucho más estructurada hasta la última década en la que las universidades de
humanidades, especialmente las de formación en ciencias de la información han
creado currículos académicos de post grado sobre el tema y también de pregrado
en algunas universidades de América Latina y Europa.
Como gestor de la comunicación desde un nivel amplio y
plural, el comunicador para el desarrollo tiene todas las condiciones para
trabajar en proyectos de desarrollo, tanto en consultorías y como mediadores y
promotores sociales, como asesores o como docentes. El enfoque de estudio es
amplio y destaca la capacidad de observación del experto para detectar
necesidades y plantear soluciones en espacios a intervenir.
Sin embargo, a inicios de la década pasada surgió la
inquietud de varias organizaciones internacionales en darle un mayor valor al
trabajo del comunicador para el desarrollo. En el año 2002, la Fundación
Rockefeller, la Organización Panamericana de la Salud y el proyecto Cambio de
la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, llevaron a cabo
en Italia una conferencia de expertos, docentes e investigadores en
comunicación que tuvo como propósito crear o establecer un mapa de competencias
para el desarrollo y el cambio social, denominado ‘Conocimientos, habilidades y
actitudes en acción’. Cuyo propósito era discutir y debatir en base a la
experiencia de estas tres organizaciones, cuales son las competencias que
sustentan el perfil de un comunicador en cambio social y desarrollo.
A partir de esta iniciativa se creó un documento que
constituye el punto de quiebre entre el perfil del comunicador social a secas y
el que debe tener un comunicador en desarrollo y cambio social. Este documento
destaca por ejemplo, la importancia de los enfoques participativos en los
programas de comunicación que se centran en el desarrollo comunitario, el poder
de decisión de la comunidad y la autodeterminación, lo que ofrece más
sostenibilidad a largo plazo y mayor coherencia con los principios
fundamentales del desarrollo. Este enfoque propende que sea el comunicador el
que tenga la flexibilidad de elegir el tipo de enfoque cuantitativo o de
análisis que pueda aplicar dependiendo del espacio donde se desarrolla.
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